La vitamina D podría proteger contra el cáncer de mama.

Un nuevo estudio sobre la Vitamina D, sugiere que la vitamina D podría proteger contra el cáncer de mama. Este estudio ha sido publicado en la revista Cancer.

Los estudios observacionales han establecido que la vitamina D podría proteger contra algunas enfermedades crónicas incluyendo el cáncer de mama.

Es un estudio prospectivo que evalúa la hipótesis de que la vitamina D podría proteger contra el cáncer de mama.

Los resultados del estudio indican que la vitamina D podría proteger a las mujeres frente al cáncer de mama.

Cancer. 2022 Apr 25.doi: 10.1002/cncr.34198. Online ahead of print

Los investigadores han encontrado una relación inversa entre los niveles de vitamina D y el número de casos diagnosticados de cáncer de mama. Las mujeres con niveles más altos de vitamina D en sangre tienen un riesgo menor de cáncer de mama. Cabe destacar que no han encontrado relación dosis respuesta.

Otros estudios han observado que la exposición solar también se asocia inversamente con el riesgo de cáncer de mama, especialmente entre los cánceres de mama triple negativos entre las mujeres de color y las caucásicas.

Según los autores una limitación importante de este estudio es que solo se realizo una medición puntual de los niveles de vitamina D en el tiempo, por lo que seria interesante realizar más estudios con mediciones seriadas ya que los niveles de vitamina D cambian con el tiempo.

Fuentes de vitamina D

La vitamina D es tanto un nutriente que ingerimos como una hormona que producimos. Se sabe desde hace mucho tiempo que su función es ayudara a absorver el cálcio y el fósforo para mantener la función ósea. Estudios de laboratorio han demostrado que la vitamina D también podría reducir la proliferación celular en el cáncer, ayudar al control de infecciones y reducir la inflamación.

La fuente primaria de vitamina D es la exposición solar. Aunque mucha gente suele tener niveles bajos de vitamina D normalmente por la falta de suficiente exposición solar ya que la mayoría trabajamos en oficinas. Ademas es importante recordar qué se deben usar protectores solares y evitar las horas centrales del día, especialmente en verano para reducir el riesgo de cáncer de cutáneo.

Existen pocas fuentes de alimentos que contengan vitamina D, aunque si que existen muchos alimentos suplementados con vitamina D.

Fuentes de origen Animal

Entre las fuentes de alimentos de origen animal destacan los pescados grasos como el salmón, sardinas, arenques y caballa, también la carne roja, el hígado, las yemas de los huevos y en general los productos lácteos y derivados (suelen estar suplementados).

Fuentes de origen Vegetal

Otras fuentes de origen vegetal son las verduras de hoja verde como espinacas y el Kale. También la soja y las legumbres son fuentes de vitamina D.

Finalmente quedan los suplementos de vitamina D. Nosotros te recomendamos antes de tomar cualquier suplemento consultar con tu médico. El valorará la necesidad o no de los mismos según tus niveles de vitamina D.

Grasas «trans» y riesgo de demencia y Alzheimer

Grasas «trans» y riesgo de demencia y Alzheimer. Cada vez se publican más artículos que relacionan la dieta con la demencia. También se sabe que el consumo de grasas trans aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Que son las grasas Trans?

Las grasas saturadas en general (suelen ser solidas a temperatura ambiente) aumentan la LDL (El colesterol «malo»). Para crear las grasas Trans la industria alimentaria añade artificialmente hidrógeno al aceite de origen vegetal por ello se vuelve sólido a temperatura ambiente. Al hacer esto la fecha de caducidad del producto aumenta considerablemente. Además este tipo de aceites son mucho más baratos. También hay alimentos que poseen grasas Trans de forma natural como carnes y productos lácteos.

Las grasas Trans o ácidos grasos Trans son la peor grasa que se puede comer ya que aumentan el colesterol LDL (malo) y reduce el colesterol HDL(bueno). Lo que aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular que actualmente es la principal causa de muerte en adultos.

Las empresas alimentarias las utilizan porque son grasas más baratas, estabilizan el sabor y aumentan la durabilidad de alimentos procesados (bollería, pasteles, galletas, dulces, tartas, palomitas para microondas, helados, margarinas, galletas, pizzas congeladas, caramelos, chicles, cereales desayuno , frituras (patatas fritas, pollo frito,..) crema de leche, manteca vegetal…)

El estudio

Neurology a publicado un estudio realizado por investigadores japoneses cuyo objetivo ha sido evaluar el consumo de grasas «trans» utilizando un marcador específico y el riesgo de demencia y Alzheimer

Este estudio prospectivo, realizado en Japón con más de 1600 participantes que fueron seguidos durante 10,3 años de mediana. Media los niveles en sangre de el ácido elaídico (un ácido graso trans) como biomarcador del consumo de grasas trans de origen industrial. Los niveles de ácido elaídico se asociaron de forma significativa con el diagnóstico de demencia de cualquier causa.

El estudio concluye que los niveles altos de ácido elaídico pueden ser un factor pronostico para el desarrollo de demencia de cualquier tipo, incluyendo la enfermedad de Alzheimer.

El estudio no encontró relación significativa entre los niveles de ácido elaídico y la demencia de origen vascular.

Los investigadores sugieren que disminuir el uso de grasas trans en la industria alimentaria junto con educar a los consumidores para tomar mejores decisiones a la hora de consumir alimentos podría contribuir a la prevención de la demencia primaria.

Neurology. 2019 Oct 23. pii: 10.1212

Consumir carne tiene un precio

Consumir carne tiene un precio. Esta claro que no solo puede ser caro económicamente el comprar carne. Esta vez hablaremos de su impacto sobre la salud. Actualmente ya existe gran cantidad de evidencia científica relacionando el consumo de carne roja, especialmente la procesada, y el incremento de riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas. Estamos hablando de la diabetes tipo 2, enfermedad cardiaca, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión y también muerte prematura. Por lo que consumir carne tiene un precio. Muchos de nosotros no somos conscientes del precio adicional que pagamos cuando consumimos ciertos alimentos.

Este estudio destapa la relación entre el consumo de carne y las causas de mortalidad en la población.

Todo ello probablemente debido a su contenido alto en grasas saturadas, carcinógenos potenciales (hidrocarburos aromáticos policíclicos) que aumentan al cocinar, sodio y conservantes (nitratos…). Especialmente en la carne procesada (embutidos, bacon, salchichas …)

British Medical Journal ha publicado un estudio prospectivo. En el, se analizan casi 82.000 pacientes. El objetivo es evaluar si los cambios en el consumo de carne a lo largo de 8 años influyen en la mortalidad. Además de buscar que alternativas dietéticas a la proteína de la carne, como como nueces, aves, pescado, productos lácteos, huevos y legumbres, y cereales integrales y verduras podrían mejorar nuestra salud.

Resultados del estudio

Un aumento en el consumo total de carne roja de al menos media porción por día se asoció con un incremento del 10% en el riesgo de mortalidad. En cuanto al consumo de carne roja procesada y sin procesar. Un aumento de al menos media porción por día se asoció con un incremento de riesgo en la mortalidad del 13 % y de un 9% respectivamente.

El aumento de una porción por día de carne procesada durante ocho años se asoció con un 19 % más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y un 57% más de riesgo de muerte por enfermedad neurodegenerativa en los siguientes 8 años.

Esta claro que consumir carne tiene un precio. Por suerte no todo es negativo.

Por contra, una disminución en el consumo de carne a favor de fuentes de proteínas más saludables (cereales integrales o vegetales) a lo largo del tiempo se asocia con una disminución en el riesgo de mortalidad.

El estudio concluye que el incremento en el consumo de carne, especialmente la procesada, se asocia con un mayor tasa de mortalidad general.

BMJ. 2019 Jun 12;365:l2110

El estudio también muestra que cambios a corto, medio y largo plazo en el consumo de carne roja, procesada y sin procesar. Se asocian con la mortalidad independiente del nivel inicial de consumo.

Los autores concluyen que esta publicación proporciona evidencia adicional para apoyar el cambio en el consumo de carne roja y procesada por otros alimentos más saludables.