Consumir carne tiene un precio

Consumir carne tiene un precio. Esta claro que no solo puede ser caro económicamente el comprar carne. Esta vez hablaremos de su impacto sobre la salud. Actualmente ya existe gran cantidad de evidencia científica relacionando el consumo de carne roja, especialmente la procesada, y el incremento de riesgo de padecer ciertas enfermedades crónicas. Estamos hablando de la diabetes tipo 2, enfermedad cardiaca, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, hipertensión y también muerte prematura. Por lo que consumir carne tiene un precio. Muchos de nosotros no somos conscientes del precio adicional que pagamos cuando consumimos ciertos alimentos.

Este estudio destapa la relación entre el consumo de carne y las causas de mortalidad en la población.

Todo ello probablemente debido a su contenido alto en grasas saturadas, carcinógenos potenciales (hidrocarburos aromáticos policíclicos) que aumentan al cocinar, sodio y conservantes (nitratos…). Especialmente en la carne procesada (embutidos, bacon, salchichas …)

British Medical Journal ha publicado un estudio prospectivo. En el, se analizan casi 82.000 pacientes. El objetivo es evaluar si los cambios en el consumo de carne a lo largo de 8 años influyen en la mortalidad. Además de buscar que alternativas dietéticas a la proteína de la carne, como como nueces, aves, pescado, productos lácteos, huevos y legumbres, y cereales integrales y verduras podrían mejorar nuestra salud.

Resultados del estudio

Un aumento en el consumo total de carne roja de al menos media porción por día se asoció con un incremento del 10% en el riesgo de mortalidad. En cuanto al consumo de carne roja procesada y sin procesar. Un aumento de al menos media porción por día se asoció con un incremento de riesgo en la mortalidad del 13 % y de un 9% respectivamente.

El aumento de una porción por día de carne procesada durante ocho años se asoció con un 19 % más de riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular y un 57% más de riesgo de muerte por enfermedad neurodegenerativa en los siguientes 8 años.

Esta claro que consumir carne tiene un precio. Por suerte no todo es negativo.

Por contra, una disminución en el consumo de carne a favor de fuentes de proteínas más saludables (cereales integrales o vegetales) a lo largo del tiempo se asocia con una disminución en el riesgo de mortalidad.

El estudio concluye que el incremento en el consumo de carne, especialmente la procesada, se asocia con un mayor tasa de mortalidad general.

BMJ. 2019 Jun 12;365:l2110

El estudio también muestra que cambios a corto, medio y largo plazo en el consumo de carne roja, procesada y sin procesar. Se asocian con la mortalidad independiente del nivel inicial de consumo.

Los autores concluyen que esta publicación proporciona evidencia adicional para apoyar el cambio en el consumo de carne roja y procesada por otros alimentos más saludables.

Beber refrescos te puede matar

Aunque el título: Beber refrescos te puede matar té pueda resultar intimídate. Te invito a leer este artículo para que puedas escoger con más criterio que beber.

Entendemos por refresco, cualquier bebida no alcohólica que normalmente ha sido azucarada para mejorar su sabor. Actualmente los fabricantes han realizado cambios en la composición de estas bebidas. Muchos han sacado versiones sin azúcar o con menos azúcar. Ello se ha debido a la presión de los consumidores y también de los gobiernos a través de impuestos. Por su relación con la epidemia de sobrepeso, obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Se desconocen por ahora el efecto a largo plazo de estos refrescos reformulados con edulcorantes.

El estudio Women’s Health Initiative. Un estudio observacional. Ha relacionado estas bebidas edulcoradas con un incremento en la mortalidad por cualquier causa en Estados Unidos.

Este estudio busca dar respuesta a la pregunta de si existe relación entre la ingesta de refrescos y la mortalidad. Pero esta vez en Europa. Siendo este el estudio de mayor tamaño en cuanto a participantes realizado hasta la fecha sobre el consumo de refrescos en Europa.

Otros estudios han encontrado una relación positiva entre el consumo de refrescos y muerte por enfermedad cardiovascular.

El Estudio

Jama Internacional Medicine ha publicado este estudio. Es un estudio de cohortes con más de 450.000 participantes (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition (EPIC)). Realizado en los 10 países europeos con mayor población, entre ellos España.

El objetivo era recoger el consumo total de refrescos. Ya sean azucarados o con edulcorantes. Co el objetivo de examinar la relación entre el consumo de refrescos con las distintas causas de mortalidad .

Los participantes fueron reclutados desde el año 1992 hasta el 2000. Se excluyeron aquellos que tuviesen diagnóstico de cáncer, enfermedad cardiaca, ictus o diabetes. Además de aquellos participantes que no reportaran los cuestionarios. Tuviesen una recogida de datos de la dieta inverosímil o no consumieran refrescos. Los participantes tuvieron un seguimiento de entre 11 y 19 años.

Los autores concluyeron que el consumo total de refrescos ya sean azucarados o con edulcorantes se asocia positivamente con el incremento de la mortalidad por cualquier causa. Estos resultados apoyan la realización de campañas de salud pública para limitar el consumo de cualquier refresco.

JAMA Intern Med. 2019 Sep 3

La mayor mortalidad se observo entre aquellos que consumían 2 vasos o más al día. Con respecto a los que consumían menos de un vaso al mes. Los que consumían refrescos azucarados incrementaron su mortalidad en un 8% mientras los que consumían refresco con edulcorantes artificiales lo hicieron en un 26%

Dieta mediterránea y Alzheimer

Es curioso que un equipo de investigadores Australianos investiguen la relación entre la dieta mediterránea y el Alzheimer.

Se sabe por otros estudios que la dieta mediterránea se asocia con un menor deterioro cognitivo y  menor riesgo de enfermedad de Alzheimer. En otro estudio también se ha visto que la adherencia a la dieta mediterránea se relaciona con un mayor volumen cortical y por el contrario la baja adherencia es predictiva de un incremento en la atrofia cortical.

Es un estudio complejo, de cohortes, en el que participaron 77 pacientes  y que se ha publicado recientemente en Translational Psychiatry.

También se sabe que la dieta mediterránea se correlaciona con una menor morbilidad y mortalidad en muchas enfermedades crónicas. Como la diabetes o la enfermedad cardiovascular. Que a su vez, son factores de riesgo, para padecer enfermedad de Alzheimer.

El estudio evalúa entre otros, la acumulación de A-Beta Amielodie a nivel cerebral. Es un marcador de enfermedad de Alzheimer. Se busca si existe relación entre el acumulo de A-Beta Amielodie a nivel cerebral y la adherencia a la dieta mediterránea de los pacientes. Para ello se crea un índice de 0 a 9 como niveles de menos a más adherencia a la dieta a la dieta mediterránea.

Cuanto mayor fue la adherencia a la dieta mediterránea menor acumulación de A-Beta Amieloide tuvieron los pacientes. En concreto los que consumieron mayor cantidad de fruta tuvieron la menor acumulación de A-Beta Amieloide a nivel cerebral.

Translational Psychiatry volume 8, Article number: 238 (2018)

Los investigadores concluyen que se debería seguir investigando la dieta mediterránea y su papel en el retraso de la enfermedad de Alzheimer dado que actualmente no existe ningún tratamiento efectivo para la misma. Siendo la dieta mediterránea un tratamiento accesible para todo el mundo.